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Verbal: el acoso verbal es el tipo más común de intimidación y es el más fácil de infligir ya que es rápido y directo. Comienza con insultos poco sofisticados, por lo general usando palabras que las personas adultas dicen o modelan. Ejemplos: burlar, insultar, hacer amenazas, intimidar, hacer bromas degradantes sobre las diferencias de alguien, esparcir rumores, chismear y difamar informaciones falsas y/o negativas.

Emocional: el acoso emocional es el tipo de intimidación más sofisticado porque generalmente es muy calculado y, a menudo, se realiza en grupos. Puede ser el comportamiento más difícil para los niños y niñas en definir como intimidación, porque pueden sentir que hicieron algo para merecerlo. Es posible que no reconozcan el comportamiento como intimidación porque, por lo general, no es físico, o pueden no entender por qué les está sucediendo. El acoso emocional generalmente es difícil de detectar para el observador casual, ya que él o ella no tiene un conocimiento completo de los matices sociales o las estructuras sociales que rodean el comportamiento. Ejemplos: exclusión, manipulación social, humillación.

Físico: el acoso físico puede ser el tipo más fácil de reconocer, ya que es el comportamiento más visible. Este tipo de intimidación incluye la intención de dañar, como amenazas o "simular" dañar físicamente. Ejemplos: golpear, patear, empujar, tomar o dañar la propiedad, contacto forzado o inoportuno.

Sexual: aunque el tema puede ser incómodo de hablar, los niños y niñas deben conocer los límites aceptables y el comportamiento apropiado en las relaciones sociales. Los estudiantes deben contar con las reglas y normas sociales apropiadas para salir y flirtear, para poder actuar con respeto hacia sus compañeros y reconocer cuando alguien no los respeta sexualmente. Ejemplos: comentarios sexualmente cargados, miradas inapropiadas o lascivas, contacto físico inapropiado, bromas sexuales dirigidas. (National Bullying Prevention Center, 2017).